Benjamin Keene, nacido en King’s Lynn (Inglaterra) en 1697, y fallecido en Madrid el 15 de diciembre de 1757, fue un diplomático británico conocido sobre todo por su cargo como embajador (de 1727 a 1739 y de 1748 a 1757) de Gran Bretaña en España.
Perteneciente a una familia de tendencia política whig y dedicada a los negocios, Benjamin recibió una educación muy esmerada y obtuvo el título de abogado. En 1720 vino por primera vez a España como agente de la South Sea Company, la “Compañía del Mar del Sur”, y por su capacidad diplomática para lograr la firma del Asiento de Negros, que era un punto acordado en la Paz de Utrecht, por el que esta compañía inglesa sería la encargada de aprovisionar de esclavos a las colonias españolas americanas durante 30 años, en 1727 el gobierno británico le nombró embajador y ministro plenipotenciario en España. Su primera misión fue encargarse de negociar el Tratado de Sevilla (1729) que ponía fin a la breve Guerra Anglo-española (1727-29). El fracaso inglés en el bloqueo del puerto colonial hispano de Portobelo, en el que murieron más de 3.500 ingleses, y el igualmente poco exitoso Segundo Sitio de Gibraltar (febrero-julio de 1727) por parte española, que perdió casi 1.500 hombres, llevó esta guerra a un punto muerto que, tras más de un año de intentos fallidos, desembocó en la firma del tratado citado, por el que Gran Bretaña se aseguraba la posesión de Gibraltar y la isla de Menorca, y España la sucesión para el infante Carlos, hijo del rey español Felipe V, del ducado de Parma a la muerte de su por entonces gobernante, Antonio Farnese.
Sin embargo, el posterior inicio de la Guerra del Asiento (1739-1748), en esencia un intento de la Marina británica por dominar los mares antillanos y controlar totalmente el comercio de las colonias hispanas en América, (cuyo comienzo fue provocado por las quejas inglesas a los daños que los guardacostas coloniales españoles hacían a las actividades de contrabando ejercidas por los corsarios y piratas ingleses en el Caribe), terminó con su primer periodo como embajador.
Keene marchó a Londres, pero, a desagusto con la vida parlamentaria londinense, pidió en 1746 desplazarse a Lisboa como embajador de Gran Bretaña en Portugal, actuando desde la capital lusitana como embajador oficioso en España, y alentando un acercamiento entre británicos y españoles.
Benjamin Keene, nacido en King’s Lynn (Inglaterra) en 1697, y fallecido en Madrid el 15 de diciembre de 1757, fue un diplomático británico conocido sobre todo por su cargo como embajador (de 1727 a 1739 y de 1748 a 1757) de Gran Bretaña en España.
Perteneciente a una familia de tendencia política whig y dedicada a los negocios, Benjamin recibió una educación muy esmerada y obtuvo el título de abogado. En 1720 vino por primera vez a España como agente de la South Sea Company, la “Compañía del Mar del Sur”, y por su capacidad diplomática para lograr la firma del Asiento de Negros, que era un punto acordado en la Paz de Utrecht, por el que esta compañía inglesa sería la encargada de aprovisionar de esclavos a las colonias españolas americanas durante 30 años, en 1727 el gobierno británico le nombró embajador y ministro plenipotenciario en España. Su primera misión fue encargarse de negociar el Tratado de Sevilla (1729) que ponía fin a la breve Guerra Anglo-española (1727-29). El fracaso inglés en el bloqueo del puerto colonial hispano de Portobelo, en el que murieron más de 3.500 ingleses, y el igualmente poco exitoso Segundo Sitio de Gibraltar (febrero-julio de 1727) por parte española, que perdió casi 1.500 hombres, llevó esta guerra a un punto muerto que, tras más de un año de intentos fallidos, desembocó en la firma del tratado citado, por el que Gran Bretaña se aseguraba la posesión de Gibraltar y la isla de Menorca, y España la sucesión para el infante Carlos, hijo del rey español Felipe V, del ducado de Parma a la muerte de su por entonces gobernante, Antonio Farnese.
Sin embargo, el posterior inicio de la Guerra del Asiento (1739-1748), en esencia un intento de la Marina británica por dominar los mares antillanos y controlar totalmente el comercio de las colonias hispanas en América, (cuyo comienzo fue provocado por las quejas inglesas a los daños que los guardacostas coloniales españoles hacían a las actividades de contrabando ejercidas por los corsarios y piratas ingleses en el Caribe), terminó con su primer periodo como embajador.
Keene marchó a Londres, pero, a desagusto con la vida parlamentaria londinense, pidió en 1746 desplazarse a Lisboa como embajador de Gran Bretaña en Portugal, actuando desde la capital lusitana como embajador oficioso en España, y alentando un acercamiento entre británicos y españoles.