Pedro de Mora y Muñoz de Salazar (Granada, 21-IV-1730; Granada, 17-II-1814) fue un aristócrata andaluz miembro de la familia de los marqueses de Lugros, que destacó como uno de los últimos ilustrados españoles, marino y matemático, que acompañó los pasos de Jorge Juan como espía en Gran Bretaña para conocer los avances de la Armada británica.
Nació dentro de una familia numerosa, y al no ser el primogénito, y por tanto no tener opción a heredar el título nobiliario de marqués de Lugros (lo fue su hermano, Luis de Mora, IV marqués de Lugros), optó por el oficio militar y los estudios, convirtiéndose en un destacado matemático especializado en el cálculo aritmético.
Entró en la Academia de Guardiamarinas de Cádiz en 1742, y su despierta inteligencia le cualificó para ser uno de los acompañantes de Jorge Juan, junto con José Solano, en su misión de espía en Londres para inspeccionar, investigar y copiar en detallados planos el sistema de construcción naval británica, armamento, sistemas de dragado, etc. Zarparon en noviembre de 1748, y durante dieciocho meses dieron cumplida cuenta de su arriesgada labor. Casi descubiertos, Pedro de Mora y su compañero Solano pudieron huir de Londres con cierta facilidad y llegar al puerto francés de Calais, siendo seguidos poco después por el genio noveldense disfrazado de marinero, que estuvo a punto de ser atrapado.
Por el éxito de la misión, Fernando VI ascendió a Pedro de Mora a alférez de fragata en noviembre de 1749, un peldaño en su carrera militar, pues con el paso de los años llegó a ascender a capitán de fragata (1769). Durante estos años, sirvió en la marina, siendo destinado, entre otros lugares, a Sudamérica.
Pero llevado por su mentalidad ilustrada, en cuanto podía regresaba a su tierra natal, Granada, para incentivar el fomento de la industria, pues confiaba en que el conocimiento científico mediante la educación era la base imprescindible para que la nación española pudiera tener un progreso económico y técnico eficaz. Formó parte, en la década de los 70, del ayuntamiento de Granada como síndico del mismo, donde luchó por erradicar la insalubridad de algunas calles de la ciudad, y evitar la inflación en los precios de los productos de primera necesidad o su eventual carestía.
En el mismo sentido, en 1775 constituyó, junto con otros prohombres, la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Granada, para buscar la forma de incentivar la mejora en la agricultura, la industria, las artes, etc. Nombrado secretario de la misma, elaboró numerosos informes sobre la idoneidad de crear industrias de lino e hilo en Granada, o una escuela de dibujo, puesta en marcha en 1777.
En 1781 abandonó este cargo para marchar a Madrid, pues fue nombrado secretario de la Real Comisión de Caminos creada para mejorar el estado viario español. Pero en junio de 1791 regresó a Granada, donde volvió a elaborar informes sobre, por ejemplo, la creación de una fábrica de tintes para textiles. De nuevo secretario de la Sociedad Económica de Amigos del País, auspició una escuela de hilazas de lana, propuso una fábrica de gorros y sombreros, amén de otras iniciativas en pro del desarrollo económico y cultural de Granada.
Además fue profesor de matemáticas en la Real Maestranza de Caballería de Granada desde 1770 hasta 1781, fecha en la que tuvo que acudir a la Corte por su mencionado nombramiento en la Comisión de Caminos.
Los achaques de la edad y las rigurosas circunstancias por las que atravesaba el país durante la Guerra de la Independencia le llevaron a la muerte en su ciudad natal, donde se había dedicado, en sus últimos años, a actividades piadosas y filantrópicas. Como Jorge Juan, no casó ni tuvo descendencia, heredando sus bienes sus sobrinos, hermanos y hermanastros, así como algunos de sus empleados.