Louis Godin fue un astrónomo francés, hijo de un abogado parisino, François Godin. Nació el 28 de febrero de 1704 en la capital francesa, y su padre quiso que siguiese la carrera de leyes, cosa que hizo, pero cuando terminó con el título de abogacía entre sus manos se dedicó al estudio de la astronomía, que era lo que verdaderamente le gustaba, a pesar de la disconformidad de su progenitor.
Entró en la Real Academia de Ciencias de París en 1725, y pocos años más tarde, en 1735, en la Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural, más conocida como Royal Society, gracias a sus afamadas tablas astronómicas.
Él fue quien, en 1734, propuso al cardenal Fleury -a la sazón primer ministro de Francia-, la conveniencia de hacer una expedición al Ecuador para dilucidar la verdad respecto a la verdadera forma del globo terráqueo, sobre si era oblonga o achatada. El ministro aprobó el plan y aportó los medios económicos y materiales para su realización, mientras que la Real Academia de Ciencias parisina nombró a sus principales participantes científicos, entre ellos Pierre Bouguer, Charles-Marie de La Condamine, y Joseph de Jussieu, quedando Godin como jefe oficioso de la misma, al haber sido una idea suya.
Al saberlo, casi inmediatamente el físico, naturalista, astrónomo y filósofo Maupertuis propuso hacer lo mismo, pero yendo tan al norte como fuera posible y con las mismas miras que Godin, es decir, medir un grado de meridiano. La Real Academia y el ministro también apoyaron esta misión, esta vez hacia la Laponia sueca, formando parte de ella el propio Pierre Louis Maupertuis, el matemático Alexis Clairaut, el astrónomo y matemático Charles Étienne Camus, y el astrónomo Pierre Charles Le Monnier, siendo acompañados por el astrónomo, erudito y físico sueco Anders Celsius, el creador de la llamada escala Celsius o de grados centígrados, usada casi universalmente (salvo en Estados Unidos y Belice, que usan la escala Fahrenheit) para medir la temperatura con los termómetros.
La expedición ecuatoriana zarpó el 16 de mayo de 1735 del puerto atlántico de La Rochelle, recogiendo en Cádiz a dos jóvenes científicos españoles, Jorge Juan y Antonio de Ulloa. Durante ocho años, de abril de 1736 a 1744, se desarrollaron en los Andes sudamericanos los trabajos de medición geodésica y astronómica. Durante los mismos chocó varias veces con La Condamine, uniéndose por ello más con los jóvenes astrónomos españoles, y además acabó endeudándose, por lo que al finalizar sus trabajos de medición aceptó, invitado por el virrey de Perú, la cátedra de matemáticas en la Universidad de San Marcos de Lima, aprovechando además la ocasión para establecer unos cursillos de conferencias astronómicas con el cargo de Cosmógrafo Mayor.
Finalmente, en 1751 pudo regresar a Europa, descubriendo que para entonces había sido reemplazado en la Real Academia de Ciencias de París por César-François Cassini y que su nombre y méritos casi habían sido olvidados en Francia, por lo que marchó a Cádiz, donde se convirtió en director de la Escuela de Guardiamarinas de Cádiz. En 1759 fue llamado desde Francia para que volviera a París y con una pensión vitalicia por su antigua labor en la Real Academia, pero falleció en Cádiz, antes de poder regresar, el 11 de septiembre de 1760.
Fue miembro de las academias de Suecia y de Prusia, además de las dos ya citadas, y publicó numerosas obras históricas, astronómicas y geográficas, como “Historia de la Academia de las Ciencias, de 1680 a 1699” en 1728, “El conocimiento del tiempo” en 1733, “El temblor de tierra de Lima, sus causas, efectos y consecuencias”, en 1748, “Observaciones astronómicas en Perú” en 1752, y “Las posesiones españolas de la América del Sur; Perú, su historia, riqueza y costumbres de sus habitantes” en 1755, entre otras.