Isabel Farnesio o Isabel de Parma fue reina consorte de España (1714-1724 y 1724-1746) gracias a su matrimonio (en 1714) con el rey Felipe V. Era hija del príncipe heredero del ducado italiano de Parma, Eduardo, quien murió antes de llegar a gobernarlo, y el fallecimiento de los dos siguientes duques, hermanastros suyos, sin dejar sucesión, hizo que Isabel heredara los derechos al ducado.
Hábil, intrigante e inteligente, centró su actividad política en lograr territorios para que sus hijos tenidos con el rey pudieran gobernar en el futuro, pues era consciente de que, existiendo ya dos príncipes españoles hijos de Felipe V y su primera esposa (Luis y Fernando), el acceso a la Corona española por parte de sus propios hijos era prácticamente imposible. Así, se esforzó en que el reino español se inmiscuyera y participara en distintas guerras (la de Sucesión Polaca entre 1733 y 1738, y la de Sucesión Austríaca entre 1740 y 1748) para conseguir de esta forma -por la fuerza de las armas y en las posteriores reuniones de paz- reinos para sus hijos. Y de este modo consiguió los reinos de Nápoles (1734) y de Sicilia (1735) para su hijo Carlos -que mientras tanto gobernaba el ducado materno de Parma- cuya posesión de ambos fue ratificada en el Tratado de Viena (1738) que puso fin a la guerra de Sucesión Polaca.
De la misma manera, otro hijo suyo, Felipe, consiguió en la Segunda Paz de Aquisgrán (1748) que puso fin a la guerra de Sucesión Austríaca, el premio de la posesión del ducado de Parma, que desde que su hermano Carlos reinaba en Nápoles había pasado a manos del imperio austríaco. Este duque Felipe I de Parma fue el creador de la casa dinástica Borbón-Parma, aún existente a día de hoy.
Ni que decir tiene que, movida por ese afán, fue una de las principales valedoras para que, tras la muerte del rey Luis I, Felipe V volviera a reinar, frente a la otra tendencia existente en la Corte inclinada a que su otro hijo, Fernando, se hiciera ya con el poder. De hecho, fue la causa, o el motor, más importante para que Felipe V decidiera regresar al trono.
No solo se limitó a intervenir en la política exterior española; también opinó e influyó en las decisiones que el rey y su gobierno tomaron sobre cuestiones de política interior, aprovechándose de la confianza que Felipe V tenía en ella.
En otro orden de cosas, fue una compradora de arte bastante entendida, y muchas de sus adquisiciones forman parte hoy del Museo del Prado.
Procedente de una familia, la Farnese, bastante prolífica, dio 7 hijos a Felipe V. Fue una esposa ejemplar; siempre estuvo muy unida a su marido el rey, y llevó con paciencia y sacrificio los últimos años de vida de Felipe V, soportando sus locuras, sus manías y su manifiesta falta de higiene.
Algo que no se esperó es que al final uno de sus hijos, Carlos, pudiera heredar el trono español. Vivió lo suficiente como para sobrevivir a su hijastro Fernando VI y contemplar la llegada de Carlos, ahora ya Carlos III de España, desde su reino italiano. Falleció en Aranjuez el día 11 de julio de 1766, por lo que pudo disfrutar durante algo más de seis años de su triunfo final.