Gabriel Císcar y Císcar fue un destacado marino, matemático y político. Nació en la ciudad de Oliva (València) el 17 de marzo de 1759, hijo de Pedro Císcar y Fernández de Mesa y de Rosa Císcar y Pascual, una familia bien posicionada. Sobrino de Gregorio Mayans, hizo sus estudios en la escuela de Oliva, completándolos en la universidad de València con la intención de ser abogado.
Sin embargo, no llegó a terminarlos, pues en 1777 ingresó en la Academia de Guardiamarinas de Cartagena, participando después como oficial de la Armada en diversas misiones bélicas (bloqueo de Gibraltar en 1779, expedición de José Solano a América en 1780, reconquista de la península de Florida a los británicos en 1781, etc.). De regreso a España, volvió a Cartagena para realizar en la Academia de Guardias Marinas un curso de estudios avanzados, a imagen y semejanza de los realizados por Jorge Juan décadas antes, y con el que se pretendió crear oficiales duchos en astronomía y mecánica, aparte de en conocimientos propios de marina, para que esta mayor sabiduría teórica capacitara a los oficiales así formados en el progreso y avance científico de la navegación.
Muy capacitado para esta labor, ya en 1785 pasó él mismo a dirigir estos cursos de perfeccionamiento -llamados Estudios Mayores-, en Cartagena, donde desarrolló gran parte de su labor docente e investigadora. Allí casó, en septiembre de 1787, con Ana Agustina Berenguer de Marquina. Al año siguiente pasó a ser director de la propia Academia de Cartagena y profesor de la asignatura de matemáticas; esta situación de tranquilidad y estabilidad (permaneció como tal 10 años) le permitió escribir algunas de sus obras más importantes, dedicadas a la aritmética, la cosmografía, y la trigonometría esférica. Pero destacó sobre todas ellas el “Curso de Estudios elementales de Marina”, publicado en dos tomos en 1803, y reeditado sucesivamente hasta 1873. Esta obra fue el manual que era necesario conocer para estar al tanto de la aritmética, geometría, cosmografía y pilotaje que debía dominarse para llegar a ser un buen marino, y fue libro de texto en las escuelas de navegación de España durante casi todo el siglo XIX. Gran admirador de la obra y figura de Jorge Juan, incluyó el estudio del “Examen marítimo” jorgejuanesco en los Estudios Mayores que impartió en Cartagena.
Acudió a París en 1798 como participante de la comisión científica internacional elaboradora del actual sistema
métrico decimal, formando parte de la subcomisión encargada de determinar la longitud exacta del metro, definiéndola como “la diezmillonésima parte del cuadrante de un meridiano terrestre”. Al regresar a Madrid, en 1800 elaboró y publicó una “Memoria elemental sobre los nuevos pesos y medidas fundados en la naturaleza” para dar a conocer al país los nuevos patrones de medidas”, aunque el uso, por cierto, de estas medidas métricas no fue aprobado por el Estado hasta el año 1849.
Además de sus trabajos en libros de uso académico, investigó en problemas de mecánica ingeniera y en los métodos “de las distancias lunares” para la determinación de la longitud en el mar, midiendo el movimiento de la Luna sobre las estrellas fijas. Fruto de ello fue la publicación en 1803 de “Explicación de varios métodos gráficos para corregir las distancias lunares”, que le terminó por definir como el mejor matemático español de su época.
Era de ideas liberales moderadas, y durante la Guerra de la Independencia formó parte de distintas juntas gubernativas, sobre todo militares. En 1809 fue nombrado gobernador militar de Cartagena, y alcanzó el cargo de ministro de Marina entre el 31 de enero de 1810 y el 1 de noviembre del mismo año, cesando en el puesto para formar parte del Segundo Consejo de Regencia y otros organismos políticos nacionales.
Con la vuelta al poder del rey Fernando VII el Felón, este inició su política de perseguir a cualquier persona de simpatías liberales, por lo que terminó siendo desterrado a Oliva en 1813. Pudo salir de él durante el Trienio Liberal (1820-1823), momento en el cual fue nombrado teniente general de la Armada. Cuando con la ayuda francesa el rey felón pudo recobrar el poder absoluto, condenó a muerte a Ciscar, pero este escapó en un buque inglés a Gibraltar, donde falleció, “de consunción”, a los 69 años, el 12 de agosto de 1829, separado de su familia.
Reivindicada su memoria años después de la muerte del peor rey de la historia de España, en 1860 sus restos fueron trasladados al Panteón de Marinos Ilustres en San Fernando (Cádiz), donde hoy reposan, cerca de la lápida conmemorativa de su venerado Jorge Juan.