Editorial:
Fundación Jorge Juan
Novelda, 2003
Nº páginas: 24
Dimensiones:
Jorge Juan y el Arsenal del Ferrol
Alejandro Anca Alamillo
Contexto Histórico ( fragmento ):
La muerte sin descendencia de Carlos II en el afio 1700, hizo que por disposición testamentaria del rey difunto, el duque de Anjou, nieto de Luis XIV, heredara la corona española, siendo proclamado soberano de nuestra nación con el nombre de Felipe V.
Aunque a priori esta discutida sucesión al trono fue generalmente aceptada por las potencias europeas, Napoles, fue el primer reino que se sublevó en favor del pretendiente de la Casa de Austria, el archiduque Carlos.
Así, y mucho antes de que el joven Felipe pudiera disfrutar del inmenso imperio que casi por sorpresa acababa de heredar, tuvo que dirigirse a Italia para pacificar aquel territorio. Mientras tanto, y debido entre otras razones al mantenimiento de los derechos sucesorios del nuevo monarca español a la corona gala, la alianza antiborbónica integrada por Inglaterra, Holanda y Austria, a la que se unieron con posterioridad Portugal y Saboya, se prepararon para la guerra, con el objetivo de reinstaurar al archiduque, comenzando en el año 1702 de manera oficial las hostilidades.
Tras varios años de conflicto, la situación pareció estancarse, pues si bien la supremacía naval inglesa era más que evidente, las batallas terrestres eran ganadas por la fuerzas del rey borbónico.
Debido en gran medida a la posibilidad que se le presentaba al pretendiente de reconstruir el imperio de Carlos V tras heredar automaticamente el trono austrfaco como consecuencia del fallecimiento del emperador José I, y ante la posibilidad de que lejos de resolverse el conflicto acabara enquistándose durante muchos años más, se tuvo que firmar el famoso Tratado de Utrecht (1713), en el que Espana perdfa las posesiones italianas, los Países Bajos, Gibraltar y Menorca, poniendose fin a Ia guerra civil en Ia peninsula tras la toma de Barcelona y Mallorca.
No se puede negar que Felipe V demostró en estos primeros y difíciles anos de su reinado ser un politico prudente, un soldado valeroso y esposo ejemplar, lo que le valió el calificativo de «animoso», aunque en nuestra humilde opinión su principal virtud residió en la elección de los ministros de su gobierno, hombres en su mayorfa de gran valia, y de mentes prodigiosas.
En lo que atañe estrictamente a Ia Armada, el balance de su etapa como monarca es muy positivo al provocar el resurgimiento naval de nuestro país.
Pero el capital acierto del soberano fue nombrar a D. Jose Patino Intendente General de Marina. Este gran estadista, ajeno en principia de la Marina, si entendió desde el primer momento las necesidades de ésta, lo que determinó por un lado el fomento de la construcción naval en Guarnizo, que era en la epoca el astillero más importante del norte de España, y paradójicamente a la vez, su futura desaparición, sustituyéndolo por Ferrol, aparente contradicción esta que tiene su debida explicación, que, y con el permiso del lector, dejaremos para algo más adelante.
Patiño, que siempre defendió en Ia campaña de Italia Ia causa de Felipe V, tuvo que establecerse en España al serle arrebatadas todas las posesiones que tenía en su país.
Casi sin querelo, y gracias a la lealtad mostrada al monarca español, fue nombrado en 1708 ministro del consejo Real de Órdenes Militares, comenzando así un meteórico ascenso que le llevó a ser nombrado intendente de Extremadura y Cataluña, siendo elegido para desempeñar Ia cartera de Marina en el año 1720.