António Manoel de Vilhena nació en Lisboa el 28 de mayo de 1663, dentro de una familia de aristócratas lusitanos, y desde muy joven ingresó en la Orden Militar de San Juan de Malta.
La orden de Malta, más exactamente denominada Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, fue creada originariamente en 1048 por unos mercaderes italianos en Jerusalén con un fin meramente hospitalario, para atender a los peregrinos que acudían a la Ciudad Santa. Para ello, construyeron un hospital-enfermería, atendido por frailes con devoción a san Juan Bautista. Años más tarde, acaeciendo la I Cruzada, algunos cruzados heridos acogidos en ese hospital quisieron unirse a los frailes del mismo, y fruto de esa voluntad, fray Gerardo, el rector del hospital, pidió al papa la creación de una orden hospitalaria y militar, que curase a los heridos y al mismo tiempo fuese capaz de defender Tierra Santa de los asaltos de los musulmanes, a imitación de la Orden del Temple, fundada unos años antes. En 1113, el papa expidió una bula autorizando a su creación, y desde entonces, la orden, con sus estatutos, leyes y privilegios, fue sorteando las dificultades a que su arriesgada actitud la abocaba.
En 1291, con la caída de Acre, que era la última capital del reino de Jerusalén, la orden tuvo que abandonar Tierra Santa e instalarse en el reino de Chipre, pero pronto consiguió un territorio propio, la isla de Rodas (en 1308), donde se convirtió en una orden plenamente soberana e independiente de cualquier otro estado, y donde también tuvo que reconvertir su faceta militar terrestre en otra militar marinera, dedicándose, con su poderosa flota, a patrullar las aguas del Mediterráneo oriental para alejar la amenaza turca y musulmana en general de las costas cristianas. En 1522, el imperio turco conquistó la isla de Rodas, y tras unos años permaneciendo asilados en Roma y en diversas ciudades italianas, la orden obtuvo la isla de Malta por donación del rey español Carlos I, isla que le dio el nombre con el que la orden es conocida hoy. Allí prosiguió con sus actividades de vigilancia, atacando con sus galeras a las naves musulmanas en lo que se llamaba “correr las caravanas”, y participando en las batallas navales de la Cristiandad contra el Islam (como la de Lepanto en 1571). En 1798 Napoleón I conquistó Malta, y desde entonces la orden dejó de tener un territorio propio y pasó a ser solo una orden hospitalaria y de caridad, asentándose finalmente en Roma, lugar que hoy día sigue siendo su “capital”, y desde donde sigue dirigiendo hospitales y centros de rehabilitación por todo el mundo.
La orden se regía por grandes maestres, elegidos por los altos cargos de la misma tras la muerte del anterior, y fue en el contexto de la estancia de la orden en la isla de Malta cuando se produjo el ingreso en ella, como hijo tercero de la familia noble de los Vilhena, de António Manoel. Uniendo valor y prudencia, y no falto de habilidad, participó en muchas luchas contra los piratas corsarios del norte de África y los turcos, y en rescates de prisioneros cristianos de las cárceles musulmanas, lo que le llevó a ser Gobernador del Tesoro de la Orden, jefe de la Lengua de Castilla (las Lenguas eran las partes geográficas en que la orden dividía el continente, y la de Castilla englobaba al reino de Portugal y al de Castilla), y finalmente, el 19 de junio de 1722, gran maestre de la orden, avalado en la votación por sus anteriores hechos de armas (que siguió mostrando después, como el asalto de Trípoli en 1728), y por su integridad personal en la administración pública.
Realmente con él tuvo la orden los últimos enfrentamientos bélicos de importancia contra los musulmanes, y también fue bajo su mandato la última vez que una flota turca apareció con intenciones hostiles ante las fortalezas de la isla de Malta. Dedicó parte de sus esfuerzos a embellecer la capital de la isla, La Valetta, con monumentos barrocos, y así edificó el Teatro Manoel, el tercero más antiguo que aún sigue en funcionamiento en Europa. También ayudó a la defensa de la isla edificando el Fuerte Manoel y mejorando las murallas de la ciudad de Mdina. Falleció en Malta el 10 de diciembre de 1736.
Los grandes maestres eran asistidos por dos pajes, cargos ocupados por muchachos que destacasen en educación, gracia e ingenio, ya que ese servicio era una actividad de élite. Y precisamente el 4 de julio de 1725 partió Jorge Juan hacia Malta para formar parte del servicio dual de pajes del gran maestre. Allí el noveldense universal recibió su uniforme rojo de paje y se forjó su carácter decidido y resuelto. Parece que en los cuatro años que residió en Malta nunca participó en ninguna “caravana”, a petición de Ensenada, que quería apartarle de los peligros de aquellos enfrentamientos. A los 14 años, después de estar dos años allí, Jorge Juan estudió en la academia naval maltesa, realizando las prácticas en los buques amarrados a puerto. Y todos los jueves asistía al hospital para atender a los enfermos, dándoles de comer, cambiándoles su ropa o la de la cama, administrándoles medicinas, etc. Hasta el momento en que se marchó de Malta, ya con los 16 años cumplidos, no consta ninguna queja conocida del gran maestre sobre él ni sus servicios.
Como curiosidad, António Manuel de Vilhena fue el tercero de los cuatro grandes maestres portugueses que tuvo la orden, y el nº 66 en la lista de grandes maestres de la orden.