Felipe V, rey de España (1700-1724 y 1724-1746), nació en la corte de Francia, en Versalles, el 19 de diciembre de 1683. Nieto de Luis XIV de Francia, conocido como el Rey Sol, pudo aspirar al trono de España gracias a que era bisnieto del rey español Felipe IV, ya que su abuela paterna -María Teresa de España-, esposa del Rey Sol, era hija del rey español.
Cuando el último monarca de España de la casa de Habsburgo, Carlos II, falleció sin dejar descendencia, nombró como heredero a Felipe de Francia, nuestro personaje, por entonces duque de Anjou, pasando a ser desde entonces Felipe V. Como hubo otro posible heredero de la Corona española, el archiduque Carlos de Habsburgo, (que también era nieto de otra infanta de España, Mariana, casada con Fernando III, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico), tras la lectura del testamento del fallecido Carlos II se inició una colisión de grandes proporciones. Esta confrontación de intereses por parte de dos monarquías extranjeras, Francia y el Imperio, por apropiarse de la herencia española, que comprendía no solo España, sino sus posesiones europeas en Italia y Flandes y su imperio en América y las Filipinas, originó la llamada Guerra de Sucesión Española (1701-1715), un conflicto de dimensión continental en el que los intereses económicos de Gran Bretaña y las Provincias Unidas hizo ponerse a estas naciones del lado del Imperio.
Tras el fin de esta guerra europea, pero también civil a nivel español, con la firma del Tratado de Utrecht, en vigor desde 1715, Felipe V reorganizó la estructura estatal de España, centralizando los organismos de gobierno de las distintas partes que conformaban España antes (Castilla, Aragón, Cataluña y Reino de Valencia) en uno solo, siguiendo así el modelo francés en el que había sido educado. De este modo, con los Decretos de Nueva Planta, emitidos entre 1707 y 1716, eliminó los fueros, leyes, e instituciones tradicionales de las distintas partes de la Corona de Aragón, llegando hasta el extremo de prohibir el uso de la lengua catalana en los documentos oficiales, ya que su meta era castellanizar a todo el estado español, de igual modo que en Francia se ignoraban las otras lenguas allí habladas que no fuesen el francés.
Inició un periodo de cambios, llamado “el reformismo borbónico”, basado en la creación de un estado centralizado y absoluto (el absolutismo). Se crearon las provincias (no las actuales), las reales audiencias, las intendencias y las Secretarías de Estado, precedente de los actuales Ministerios. También se promovió la expansión de la agricultura, la industria (entre ellas, las llamadas manufacturas reales), la lucha contra la corrupción, el
fomento de una recaudación de impuestos más repartida y equitativa (mediante la realización de un catastro actualizado), y la reanimación del comercio colonial. Hubo cambios en el ejército: desaparecieron los famosos Tercios españoles, sustituidos por las brigadas, batallones, etc., que seguían el modelo francés; se crearon los Arsenales de Cádiz, Cartagena y Ferrol, para promover la fuerza de la Armada naval, y se intentó perfeccionar la formación de los oficiales de Marina. Además, se implantaron por primera vez las quintas o levas para formar un ejército permanente. En educación y cultura, se crearon los Colegios Mayores y becas para acceder a ellos, y se fomentaron las academias científicas. Así, se fundó la Real Biblioteca (1712), la Real Academia Española (1714) para proteger la lengua española, y la Real Academia de la Historia (1738).
En lo personal, Felipe V fue muy religioso, y aunque con un gran sentido de la justicia, su apatía innata, junto con los ataques de lo que entonces se llamaba “melancolía”, hizo que se dejara dominar y mandar por los que le rodeaban, sobre todo en su segundo periodo como rey (1724-1746). En efecto, como fruto de la depresión que ya le iba agobiando, Felipe V abdicó en 1724 en su hijo Luis I, pero el pronto fallecimiento del mismo a los 7 meses le obligó a volver al trono. En este regreso al poder, Felipe V fue dominado por su segunda mujer, la reina Isabel Farnesio (también conocida como Isabel de Parma), hasta que su enfermedad mental lo inhabilitó por completo para el gobierno, siendo desde entonces asumido este por la reina y sus ministros (o secretarios de estado, para hablar con exactitud). Existe una película inglesa llamada “La locura del rey Jorge”, de 1994, y bien podría hacerse otra aquí en España llamada “La locura del rey Felipe”, pues sus desencaminadas actitudes y comportamientos darían para ello. Así, podía darle por andar desnudo ante desconocidos, yacer en la cama durante días sin necesidad de ir al baño pues usaba el lecho como inodoro, daba voces, se mordía, dormía de día y se levantaba de noche, etc., etc.
Murió, completamente loco, el 9 de julio de 1746, en el Palacio del Buen Retiro de Madrid, siendo sucedido por su hijo Fernando VI, hermano del anterior rey de tan breve reinado, el citado Luis I, e hijastros ambos de la reina Isabel de Parma, que fue inmediatamente desterrada por el nuevo rey al palacio de La Granja de San Ildefonso, donde estaba enterrado Felipe V.